Kant
El
programa filosófico de Kant se estructura en tres preguntas
fundamentales que se condensan en una cuestión más general esas
preguntas son: qué puedo conocer, qué puedo hacer y que me he estado
a esperar. La primera de estas pregunta que surge es objeto de
la teoría del conocimiento, la segunda de la ética y la tercera, de
la filosofía de la religión. Estas tres preguntas se resumen en una
cuestión más abarcante y es la pregunta ¿qué es el hombre?
En
su teoría del conocimiento Kant considera que va a dar a la
disciplina un giro copernicano esto es, un giro similar al que
Copérnico dio a la astronomía al considerar que la tierra y no el
sol constituía el centro del universo.
Kant
considera en la teoría del conocimiento hay que ver al sujeto como
el Centro del Conocimiento y no al objeto como se había hecho hasta
ahora. Motivo por el cual a su juicio la teoría del conocimiento no
había sido resuelta de manera adecuada. A partir de aquí Kant, toma
la distinción entre juicios analíticos y juicios sintéticos por un
lado y por el otro la distinción entre juicios a priori y juicios a
posteriori; los juicios analíticos serían aquellos en los que el
predicado nada añade a lo dicho por el sujeto y los juicios
sintéticos aquellos en los que el predicado sí que añade
información a lo dicho por el sujeto. Los juicios a priori serían
aquellos cuya verdad se daría previamente a la experiencia, los
juicios a posteriori son los que para determinar si son o no
verdaderos se precisa de la experiencia .
Un
juicio analítico sería: el todo es mayor que cada una de las partes
que lo componen y un juicio sintético: que los cuervos son negros. A
partir de aquí, Kant distingue cuatro posibilidades que son: juicios
analíticos a priori, juicios analíticos a posteriori, juicios
sintéticos a priori, juicios sintéticos a posteriori. Todo juicio a
priori es analítico, los juicios de la lógica son juicios
analíticos a priori, en cambio no puede haber juicios que sean
analíticos y a posteriori. Los juicios sintéticos a posteriori son
juicios que aportan información y que además esa información sólo
se puede verificar a partir de la experiencia, sí el hombre del
tiempo dice que mañana va a llover hay que esperar a mañana para
saber si llueve .
Y por otra parte tenemos juicios sintéticos a priori es decir, juicios que nos aportan información pero, esa información no está validada por la experiencia es una información qué es necesaria.
Según
Kant, una ciencia por antonomasia es aquella que se basa en juicios
sintéticos a priori, es decir que nos aporta información pero que
es información no depende de la experiencia sino que nos aporta un
conocimiento que es necesario. Según Kant, las matemáticas se basan
en juicios sintéticos a priori y se pregunta si la metafísica es
decir, la filosofía como la habían entendido por ejemplo Descartes,
Leibniz y Wolff nos puede ofrecer juicios sintéticos a priori. En
realidad el objeto de su obra La
Crítica de la razón pura
es llevar a cabo una indagación acerca de las posibilidades de la
metafísica como ciencia. Llegará a la conclusión de que la
metafísica no puede ser una ciencia porque no puede elaborar juicios
sintéticos a priori y que por tanto las ideas centrales de la
metafísica de Wolff es decir, las ideas de alma, de mundo y de Dios
carecen de valor cognitivo. Téngase en cuenta que en el siglo XVIII
en Alemania está muy extendida la filosofía de Wolff discípulo de
Leibniz y que Wolff había elaborado un sistema filosófico a partir
de las ideas dadas a priori de alma del mundo y de Dios.
Según
Kant en el conocimiento intervienen una serie de elementos que
proceden del objeto es decir, del exterior y otras que pone el
sujeto. Estos elementos que pone el sujeto son el espacio y el tiempo
al nivel de la sensibilidad y las categorías o conceptos puros. Al
nivel del entendimiento por medio de la sensibilidad percibimos el
objeto y por medio del entendimiento lo pensamos, a través de la
sensibilidad recibimos una serie de impresiones que nos vienen del
exterior y que son coordenadas en espacio y tiempo. Lo que nosotros
conocemos no son las cosas en sí mismas a las que Kant denomina
noúmeno sino las cosas tal y como se nos presentan a las que Kant
denomina fenómenos; ahora bien una vez que hemos percibido los
objetos que se nos presentan como fenómenos tenemos que pensar la
labor que lleva a cabo el entendimiento por medio de los elementos
que el sujeto pone como condiciones de posibilidad para que los
objetos pueden ser pensados. Estos elementos a priori son las
categorías o conceptos puros del entendimiento, Kant distingue entre
los conceptos empíricos y los conceptos puros. Los conceptos
empíricos son aquellos que se forman a partir de la experiencia por
ejemplo: tras haber visto muchos hombres formamos una representación
que no sirve para referirnos a todos los hombres. De igual manera
tras haber visto muchos árboles nos formamos una representación
mental que recoja una serie de rasgos compartidos por todos los
árboles y que no servirán para referirnos a todos los árboles. En
cambio los conceptos puros son puestos por el sujeto como condición
de posibilidad para el conocimiento es decir para poder conocer una
árbol, previamente en sujeto necesita aplicar a los fenómenos una
serie de conceptos puros o de categorías.
Para
conocer un objeto necesitamos que el entendimiento lleve a cabo una
mayor unificación de los fenómenos, para saber que un determinado
objeto es una tiza debemos saber que una tiza azul y una blanca del
cuarto piso constituyen el mismo tipo de objeto de la tiza de segundo
piso o las tizas el Instituto del pueblo de al lado y también que
las tizas de la escuela en la que estudiamos cuando éramos pequeños.
Entonces tenemos únicamente conocimiento de los fenómenos claro
está que se trata de un conocimiento universal, pues todas las
personas venimos dotados de una misma estructura a priori que nos
permite conocer los fenómenos es decir, toda aquella realidad que
podemos estructurar en un espacio y un tiempo y por medio de las
categorías.
La
crítica de Kant a la metafísica
Según
Kant, una vez que el entendimiento ha llevado a cabo una unificación
de los fenómenos para poder pensar los objetos, la razón tienda a
ir más allá e intenta buscar lo incondicionado es decir, la
totalidad de los fenómenos. De este modo, surgen los llamados
ideales o ideas de la razón pura, éstas ideas de la razón pura son
la idea de yo o de alma, la idea de mundo y la idea de Dios. La idea
de yo surge por el intento de la razón de unificar todos los
fenómenos internos; la idea de mundo surge como consecuencia de los
intentos de la razón por unificar todos los fenómenos externos; y
la idea de Dios consecuencia de los intentos de la razón por
unificar todos los fenómenos internos y externos.
Ahora
bien según Kant estas ideas de yo, de mundo y de Dios, que por cierto,
son las ideas centrales de la metafísica, no tienen valor cognitivo
es decir no puede haber ciencia de ellas, pues el yo, el mundo y Dios
sería en todo caso noúmenos y de los noúmenos ya hemos dicho que
no tenemos conocimientos.
Dichos
ideas en la razón pura tendrían una función regulativa es decir,
el que la razón crea en ellas hace que persistamos en nuestras
investigaciones y por tanto que la experiencia lleve a cabo más
unificación, que la experiencia esté más unificada. Según Kant,
la idea de “yo” nos conduce a un paralogismo, pues por mucho que
intentemos objetivar nuestro yo, es decir, por mucho intentemos sacar
el yo fuera de la conciencia para tener de él un conocimiento
objetivo siempre habrá un yo en nuestra conciencia que esté
contemplando ese yo que pretendemos objetivar., nunca nos es posible
sacar al yo totalmente fuera del sujeto.
Por
otra parte, la idea de mundo nos lleva a lo que Kant denomina
antinomias y por su parte la idea de Dios también tiene sus
problemas pues, de Dios no podemos tener ningún conocimiento, en
este sentido Kant desmonta tanto los argumentos a priori como los
argumentos a posteriori que intentan demostrar la existencia de Dios,
es decir, desmonta tanto los argumentos de San Anselmo como los de
Santo Tomás. De argumentos como el de San Anselmo nos dice que la
idea del ser totalmente perfecto no implica necesariamente que dicho
ser tenga realidad, que dicho ser exista. Y frente a las pruebas de
Santo Tomás argumenta entre otras cosas que como mucho pueden
mostrar la existencia de un arquitecto del universo, pero no de un
Dios como lo entienden, por ejemplo: los cristianos.
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