martes, 24 de mayo de 2016

Filosofía- La sociedad, la política. Derechos y la justicia (VI)

Jean Jaques Rousseau


  Para Rousseau, la vida en grupo genera unas primeras experiencias de cooperación o de fines comunes que a la conciencia del hombre le traen la idea de una obligación moral. Pero las cosas se complican y del trato mutuo se van generando roces y problemas agravados por la aparición de la propiedad privada, la cual no es un derecho natural sino la responsable de introducir la desigualdad. Para Rousseau, la propiedad es la nota característica de la sociedad y ha pervertido la igualdad natural y originaria: "Los ricos querrán tener más y asegurarse que nadie les quite lo suyo. Los pobres por su parte sentirán envidia y querrán ganarse el favor de los ricos. Los vicios sociales han hecho su aparición". Llegados a este punto está claro que no es suficiente con la naturaleza para ordenar la vida, pues no hay en ella normas morales que rijan la convivencia. 

  De común acuerdo entre todos, la sociedad civil debe fundarse en un contrato social.

  Este acto o contrato social es el encargado de compensar las desigualdades físicas que se dan en el estado de naturaleza y, sobre todo, las desigualdades económicas resultantes de la aparición de la propiedad privada.

  Los hombres no tienen derechos naturales sino sólo en tanto que pertenecen a una comunidad, esto es, en tanto que están regidos por el imperio de la ley; le corresponden por convención, pero ha de tratarse de una convención legítima, basada en la equidad y en la utilidad.

  Por medio del contrato social los ciudadanos ceden sus derechos a una especie de voluntad general que los represente, esto es, a una voluntad general al que cada particular le entrega sus derechos y los distribuye de forma que beneficien a toda la comunidad. Según Rousseau, el pueblo quiere siempre el bien pero no siempre sabe donde está ese bien, de ahí la necesidad de una voluntad general que aúne voluntad para hacer el bien público guiada por un entendimiento lúcido.

  Ahora bien, el legislador ha de intentar que las leyes que encarnan la voluntad general queden grabadas en los corazones de los hombres, es decir, no se trata sólo de que los ciudadanos cumplan las leyes sino que las asimilen, para lo cual la educación desempeña una función fundamental. Se trata de que cada individuo desee la ley y sea una concreación de la voluntad general, lo cual es más eficaz que el que las leyes se cumplan por medio de vigilantes que impongan sanciones. Quien no obedezca las leyes de la voluntad general será obligado por el todo social, es decir, los ciudadanos serán obligados a ser libres.




Rousseau se inscribe en un tipo de pensamiento denominado comunitarista, según el cual la comunidad tiene prioridad sobre los individuos, y que por tanto cada individuo particular debe supeditar sus intereses particulares a las metas de la comunidad en la que se encuentra.

Frente al pensamiento de Locke, que está en la base del pensamiento liberal, el cual considera que el individuo tiene prioridad sobre el grupo y que la sociedad y sobre todo el Estado debe crear el marco para que los individuos sean auténticos y desarrollen todas sus posibilidades.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bienvenido, por favor se respetuoso y cordial.