POESÍA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX
La poesía modernista y del 98
Modernismo y 98: características generales
Provienen de la aventura del Realismo del XX o de engoladas
degeneraciones del romanticismo. Pero en los primeros años del siglo
un movimiento emergente vienen a socavar la posición de estos
discursos dominantes: El Modernismo.
Autores: Rubén Dario, Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Jasé Azorín,
Valle-Inclán, Jacinto Benavente y Antonio y Manuel Machado. Todos
ellos se enfrentan, a veces de forma virulenta, a lo que creen un
discurso agotado (el realismo decimonónico y el resto del
Romanticismo).
Ha sido muy discutida la cuestión de la pertenencia de todos estos
jóvenes escritores a un mismo movimiento artístico.
Hasta hace apenas unas décadas dominaba una visión dividida de la
literatura española de esos años:
- Por un lado, tendríamos el Modernismo.
- Por otro, la llamada por el propio “Azorín” Generación del 98 (compuesta por Unamuno, Baroja, "Azorín”, Ramiro de Maeztu, Jacinto Benavente y Antonio Machado).
Características que oponían cada grupo de forma tajante:
- Los modernistas, afincados en el cosmopolitanismo y en la falta de compromiso con los problemas político-sociales. Gustan de la expresión brillante, retoricista, de intención puramente estética asentada en un lenguaje marcado por el cultismo, el adorno y la evasión esteticista.
- Los del 98. Arte comprometido desde actitudes críticas con los problemas del país. Lo filosófico también está presente en su obra, y todo ello desde un lenguaje asentado en la naturalidad.
Sin embargo, numerosas razones parecen favorecer la idea de integrar
a todos estos autores en un sólo movimiento, el modernista:
- Todos estos autores eran llamados “modernistas”. No existía conciencia en la época de que perteneciesen a movimientos distintos.
- Tenían gustos semejantes en lo que respecta a la literatura extranjera y mostraban una clara actitud de rebeldía hacia sus predecesores.
- Muchos autores compartieron características atribuidas a una de las dos tendencias.
- La descripción impresionista del paisaje castellano que nos ofrecen los del 98 a partir del empleo de colores, no está alejada del gusto por lo sensorial de la estética del Modernismo.
Podemos concluir que la llamada Generación del 98 forma parte del
cambio y la crisis espiritual modernista, aunque con ciertos rasgos
específicos.
La poesía modernista: orígenes y características
En
Hispanoamérica adoptan ya el apelativo de modernistas en 1890. Los
modernistas hispanoamericanos querían distanciarse de la poesía
vigente en España y se volvieron hacia otros horizontes, muy
especialmente hacia Francia. Dos movimientos franceses influyen en
ellos:
- El Parnasianismo: interesado por la belleza sensible, por el arte de la palabra y por el gusto hacia los temas exóticos.
- El simbolismo: quiere ir más allá de lo puramente sensible para descubrir sentidos ocultos tras lo aparente.
El Modernismo hispánico realizó una síntesis de Parnasianismo y de
Simbolismo. Del primero viene el gusto por los versos pulidos, los
temas exóticos y los valores sensoriales. Y de los simbolistas toman
el arte de sugerir y la musicalidad.
Los Rasgos más característicos del Modernismo en temas y formas
Los temas
La temática de la poesía modernista presenta dos campos diferentes
aunque no opuestos: la exterioridad sensible y la intimidad del
poeta.
El mundo sensorial será captado con un ansia de belleza y goces
sensoriales: Pero el mundo que los rodea no les basta a estos poetas;
a menudo les deja insatisfechos. De ahí el llamado escapismo: la
evasión en el tiempo o en el espacio para soñar mundos de
deslumbrante belleza.
La veta más parnasiana del Modernismo nos muestra un mundo elegante
y exquisito. El otro sector de la temática modernista es la
intimidad, muchas veces marcada por la tristeza, la melancolía y la
nostalgia. Hay cierto malestar “neorromántico”. Añadamos el
gusto por lo otoñal y lo crepuscular y por los paisajes, que son
símbolos de la intimidad dolorida.
El estilo
Profunda renovación del lenguaje poético que supuso el Modernismo.
Se amplían los recursos expresivos, con efectos a veces brillantes,
a veces delicados, tanto de color, como de musicalidad. La riqueza de
valores sensoriales es rasgo esencial del estilo modernista. Tenían
además un prodigioso manejo del idioma en todos sus niveles:
- Los recursos fonéticos son variadísimos.
- El léxico se enriquece con términos cultos, exóticos y evocadores. La abundante adjetivación, unas veces ornamental y plástica, otras cargada de valores sentimentales: el epíteto es una contante de la poesía modernista.
- Las imágenes se emplean con maestría. Importancia de los símbolos. Se usan sinestesias.
La métrica
La búsqueda de la musicalidad lleva a ampliar considerablemente los
ritmos y los formas métricas. Siguen usándose los versos más
consagrados. Pero es característico del Modernismo el abundante uso
del alejandrino. Y se acude a versos antes poco usados, como el
dodecasílabo o el eneasílabo. Fundamental es el gusto por la
versificación a base de pies acentuales con su marcado ritmo.
Grandes novedades hay también en las estrofas, ya se trate de
variaciones de estrofas conocidas o de totales invenciones.
La poesía del 98
Temas
La intimidad dolorida del modernismo está muy presente, pero ahora
marcada por inquietudes de naturaleza filosófica y existencial. Se
enfrentan a su disconformidad con el mundo. El tema de España son
sus contradicciones, sus problemas, sus tradiciones hallan eco en la
poesía. También el paisaje y su contemplación lírica se muestra
en los versos de esta tendencia.
El estilo
Se matizan y atemperan los rasgos primitivos del Modernismo. El gusto
por lo brillante, por lo espectacular y por lo musical se ve
sustituido por formas de musicalidad menos marcada y por la sobriedad
formal.
El color y lo sensorial sigue siendo una constante. Predominan los
cárdenos y los ocres. El símbolo continúa siendo una constante.
Antonio Machado (1875-1939): Temática (el TIEMPO)
Perspectiva existencial
Tema: el tiempo. Sus versos aparecen traspasados por la sensibilidad
hacia lo temporal. Nuestro poeta dialoga con su tiempo como ser
humano preocupado por el paso de los días, el acabamiento de las
cosas, la nostalgia del pasado, la muerte, el destino del hombre y,
al fondo, la figura -problemática- de Dios.
Perspectiva social
Un punto de vista menos introvertido, posó su mirada, como hombre de
su tiempo, sobre la realidad que le rodeaba, sobre la colectividad de
hombres en la que vive -ahora entendemos tiempo como la época en que
nos ha tocado vivir-.
La
poesía de Machado fue adquiriendo tonos cada vez más sociales y
comprometidos. Sin abandonar el tono personal e íntimo, la poesía
de Machado adquiere progresivamente un tono ético y social ya
esbozado en su obra Campos
de Castilla. En
ambas perspectivas va a estar presente como escenario simbólico
Castilla, su paisaje y sus gentes, como esencial de lo español.
Soledades, galerías y otros poemas (1903-1907): el periodo modernista
Es
su libro que más debe a la estética del modernismo. Gusto por los
veros dodecasílabos y alejandrinos, en el predominio de epítetos
referidos al color, en la musicalidad del verso y en el gusto por el
simbolismo. No rinden cuentas los poemas de Soledades
a la estética del modernismo más exótico y ornamental. De tono
intimista y melancólico, los poemas adoptan la sencillez y
austeridad tan queridas por el poeta.
Fundamentalmente
la raíz temática del libro es el tiempo, en sus múltiples
manifestaciones. Dos tendencias literarias se advierten muy
claramente en Soledades:
el simbolismo y el impresionismo. Su técnica se concreta:
- En el uso de símbolos repetidamente utilizados.
- Y también en uso de la sugerencia, de la fina insinuación de los temas y las preocupaciones que aparecen como apuntadas tras un paisaje, un instante o un objeto.
La
técnica impresionista es uno de los rasgos de estilo de la obra
machadiana. El poeta describe un paisaje atendiendo a los colores, a
los sonidos o a la luz que hacen singular ese instante. Aunque en
apariencia su descripción es objetiva, tanto en las Soledades
como en su poemario posterior Campos
de Castilla su
mirada está teñida por el estado de ánimo o su personalidad
Campos de Castilla (1912-1917): poeta de la generación del 98
Temas
No abandona Machado los temas anteriormente citados. Pero un nuevo
elemento viene a enriquecer su repertorio: las preocupaciones
patrióticas. La idiosincrasia de Castilla y sus gentes sintetiza en
Machado la esencia de lo español y sobre ella proyecta su visión
crítica: el atraso, el inmovilismo social o el aislamiento cultural
de las gentes castellanas y españolas provocan el reproche del poeta
sevillano. Sin embargo, no siempre avanza por estos caminos y la
crítica deja paso a la contemplación de la austeridad del paisaje
desde perspectivas mucho más líricas y de menos tinte social. Es
entonces cuando más clara se ve la vinculación entre los
sentimientos del poeta y el paisaje castellano.
Ya en las últimas composiciones del libro, la muerte de su joven
esposa Leonor marcará una nueva meditación sobre el destino trágico
del ser humano.
Estilo
Por lo que respecta a la forma, se agudiza la austeridad métrica y
de las imágenes, abandonando, con excepción del gusto por el
símbolo, cualquier otra tentación modernista.
Otros libros
Nuevas
canciones continúa el gusto por el poema breve y sentencioso, de
tono filosófico que ya caracterizaba una de las secciones finales de
Campos de Castilla: “Proverbios y cantares”.
Los temas siguen siendo los mismos; cambian el tono (aforístico) y
la extensión (más breve). Este compromiso con la ética y la
política cada vez más fuerte están muy presentes en sus últimos
libros.
Juan Ramón Jiménez
Del grupo del 98.Tiene un carácter renovador en su obra y de la
dificultad de gran parte de su producción, que hace de la suya una
poesía para minorías. Con Juan Ramón Jiménez la poesía en
castellano adquiere un tono de modernidad comparable a los poetas más
audaces de la cultura occidental.
- Etapa modernista: Su primer libro: Arias tristes domina los tonos melancólicos, tono becqueriano, pero a la vez empapados de sugerencias, al mundo simbolista. A partir de 1908 publicará libros de acento aún más modernista. Su poesía no aparece recargada de elementos fastuosos y cosmopolitas a la manera del modernismo de Rubén Darío. Su etapa modernista comparte el modernismo machadiano, más íntimo y sobrio.
- La poesía desnuda: El gran salto de nuestra poesía a la modernidad. Juan Ramón publica su Diario de un poeta recién casado. No se trata únicamente de la renovación temática, sino, especialmente, de la forma poética (ahora ya despojada casi siempre de la rima, la regularidad silábica y los ritmos acentuados) que cristaliza en textos breves, algunos en prosa poética, con imágenes y materiales novedosos, pero sin ahogar la sencillez del conjunto. Esta línea poética es bautizada como poesía desnuda: serán, la imagen (la metáfora), el lenguaje ceñido sin adornos y la penetrante y sentida mirada del poeta, los elementos que JR elige para dar poeticidad a su voz.
- Su poesía se irá haciendo cada vez más densa: brevedad y complejidad conceptual serán las claves de los siguientes libros. Se puede hablar de poesía intelectual, pero en ningún caso desprovista de emoción, aunque sí de patetismo.
- Etapa final: Últimos años de su trayectoria poética. El poeta acude a un extraño misticismo. El poema se adensa aún más y se vuelve oscuro y enigmático. Un sentimiento de gozo acompaña al poeta en este viaje en el que la naturaleza deja de tener sentido autónomo y pasa a transformarse en parte constituyente del mismo poeta. Los contenidos se harán cada vez más herméticos, como hemos dicho, y de ellos derivará la dificultad de sus poemas, no la simplicidad que adopta la forma.
La vanguardia literaria: ismos y poesía
Las vanguardias tienen su origen en las artes plásticas. Esta
revolución artística que pretende acabar con los resabios del arte
realista decimonónico de forma radical.
Los movimientos vanguardistas pretenden romper definitivamente, y no
de manera tímida como había hecho el modernismo, con la retórica
tradición. Los temas y las formas sufrirán un vuelco radical. El
objetivo del arte y de la literatura se apartan definitivamente de la
pretensión de reflejar la realidad de una forma más o menos
estabilizada o idealizada. Los caminos avanzan ahora hacia la
creación de nuevas realidades apartadas de las formas y los
conceptos que definen al hombre y al mundo. Dos fueron los ismos
decisivos: el ultraísmo y el surrealismo.
Ultraísmo: en sus poemas se rompe la ordenación del discurso
apostando por imágenes y detalles aparentemente fragmentarios con
escasa o nula coherencia y cohesión textual; muestran su fascinación
por elementos de la modernidad tecnológica, la metáfora, audaz e
insospechada, será la protagonista del verso; y la tipografía
tradicional salta por los aires en arriesgados juegos a caballo entre
la pintura y lo poético (Los caligramas de Apollinaire). Todo lleva
a crear en el poema una nueva realidad.
Surrealismo: preconiza por encima de todo la libertad imaginativa,
ampliando el mundo del pensamiento consciente hasta los territorios
del subconsciente. El hombre libera en el arte los instintos que
reprime la razón y la moral establecida. Así se produce una
liberación del lenguaje que abandona el corsé que impone la lógica
gracias a imágenes insólitas, oníricas e incluso delirantes. El
reflejo del subconsciente suele intentarse en ejercicios de escritura
automática. Los poetas españoles no escribirán estrictamente al
modo surrealista: los poemas de corte surrealista preservarán casi
siempre un hilo lógico que asegure, sin llegar a caer en la
escritura automática, un mínimo de inteligibilidad para el lector.
La importancia del surrealismo. A partir de su existencia, la
imaginación del poeta tiene a su disposición todas las
posibilidades de su yo, por herméticas o incoherentes que éstas
sean. El verso libre resulta desde entonces un elemento
característico de la poesía del S. XX. No siempre es necesario
entender el poema en su literalidad y en su lógica discursiva para
disfrutar de los textos poéticos.
Poesía de la generación del 27
Características del grupo
Aunque
su individualidad sea muy acusada insistimos ahora en sus afinidades.
Los poetas del 27 parecen compartir cierta tendencia al equilibrio.
Tienden a una original síntesis entre los polos entre los que había
oscilado la poesía anterior.
- Entre lo intelectual y lo sentimental. La emoción tenderá a ser refrenada y estructurada por el intelecto, que huyen del patetismo; pero lo humano y las injusticias, las emociones y el sentimiento o el amor están presentes en su obra.
- Entre la inspiración y la técnica. Poetas de indudable genio, de inspiración. Su riqueza poética y su originalidad lo atestigua, pero destaca, además, la exigencia de lucidez y rigor técnico. Equilibrio entre una concepción romántica y una concepción clásica de la creación poética.
- Entre lo minoritario y la “inmensa compañía”. Un anhelo de selección acerca la poesía a un “arte de minorías”. En sus trayectorias, alternan hermetismo y claridad. Aspecto particular y fundamental de ello es cómo conviven lo culto y lo popular en ellos.
- Entre la tradición y la renovación. No se puede hablar de ruptura con lo anterior, sino que consiguen fusionar admirablemente lo que incorporan las vanguardias con lo que aporta nuestra tradición literaria.
Evolución poética
- Poesía pura o deshumanizada (hasta 1927). Se hace evidente el magisterio de Juan Ramón y su concepto de “poesía desnuda”, una poesía sin alardes métricos pero que busca alcanzar imágenes audaces que provoquen emoción artística sin recurrir a conmocionar al lector exponiendo una circunstancia personal patética. Fuerzan al máximo los hallazgos formales y huyen de la anécdota personal tratando de evitar la sensiblería. Es notoria la influencia de las vanguardias, especialmente el ultraísmo. Son también los años de pública devoción por Góngora y la renovación del lenguaje poético que supuso en su época el culteranismo, lo que dejará palpable huella en ellos.
- La rehumanización (de 1927 a la Guerra Civil) El máximo culto al esteticismo de la etapa anterior deja paso a una poesía más humana, en la que la anécdota personal, los sentimientos y las creencias de los poetas van tomando el protagonismo de los versos. Pero esta rehumanización por los caminos de la ideología, la vida y los sentimientos del poeta se va a conducir a menudo a través de un lenguaje plagado de imágenes sorprendentes, oníricas y aparentemente inconexas. Son los años de la penetración en España del surrealismo. Las técnicas más o menos surrealizantes (estos poetas preservan siempre un grado de coherencia suficiente entre las imágenes del poema) descartan por definición la frialdad de la poesía deshumanizada, ya que el poeta saca a la luz del verso sus deseos, sueños o alucinaciones más íntimas e intransferibles. Encuentran en la técnica surrealista el tono expresivo adecuado a su perplejidad.Esta línea de rehumanización, de poesía “impura” da cabida a la ideología del poeta. Algunos poetas impregnan su obra de acontecimientos y temas políticos.
- El exilio. Aun es más difícil para esta época señalar características formales comunes a todo los autores. En general, todos los que cultivaron el surrealismo en los años 30 abandonan esta tendencia. La añoranza por la tierra perdida o el dolor y el desgarro ante la tragedia vivida configuran gran parte de la producción de esta última etapa.
Conclusión
Una
mención especial merece la obra poética de Miguel Hernández ligado
a la generación del 27. Su trayectoria poética es deslumbrante.
Influido por las vanguardias y el culto a Góngora, concede en sus
inicios todo el protagonismo a la metáfora, para alcanzar ya en su
adelantada madurez un equilibrio entre el culto a lo formal y el tono
apasionado de sus versos.
Poesía española posterior a la Guerra Civil
Los años 40 y 50
Las
dos mejores obras poéticas publicadas en España en esta época son:
Hijos de la ira de D. Alonso
y Sombra del paraíso de
V. Aleixandre.
Presencia
de dos tendencias en esta época: una más apegada a las formas
clásicas y conformista con el mundo y la realidad socio-política
que le rodea (poesía arraigada) y otra en que la nota predominante
es la angustia ante la cruel realidad de un mundo asolado por el
horror de la violencia y la destrucción (poesía desarraigada). En
la primera podemos encuadrar los nombres de José García Nieto,
Leopoldo Panero (padre) y Luis Rosales. La poesía desarraigada
acogerá las voces mas desgarradas de esos años: Victoriano Crémer,
Eugenio de Nora... Hijos de la ira de
D. Alonso sería quizá el fruto más conseguido de esta línea
poética. En esta tendencia, afilan sus primeras armas poéticas las
mejores voces poéticas de la próxima década: José Hierro, Carlos
Bousoño y Blas de Otero. La trayectoria de este último poeta nos
ayudará a entender mejor la poesía de los años cuarenta y
cincuenta.
Blas
de Otero inicia
su andadura poética en la vertiente de la poesía religiosa, predominaba la poesía de corte existencial. Se trata de una poesía
de temática existencial y metafísica: el poeta se interroga
angustiado por el sentido de un mundo que no entiende y en el que
Dios sólo es silencio; si el amor aparece, será como meta
perseguida para aplacar el dolor.
La
década de los cincuenta supone una apertura hacia lo social. Son
años de poesía social. En unos años en los que la censura era
menos devastadora en la poesía que en otros géneros, proclaman su
solidaridad con los que sufren, su compromiso con la libertad, su
amor por una patria arrasada por la incivilidad de la opresión
política. El estilo es un tanto más accesible, pero Otero supo casi
siempre preservar sus poemas del prosaísmo ramplón en el que decayó
la mayor parte de la poesía social, orillada y más tarde denostada
por muchos poemas posteriores.
La poesía española de los 60
Representa la superación de la poesía política y de denuncia, de
la poesía social. A pesar de su posición política personal de
crítica al Régimen, dudan de la poesía social, de su eficacia y de
su calidad artística.
Abandonan las intenciones socio-políticas pero no dejan a un lado el
realismo. Los temas caen del lado del yo poético, es decir, en la
órbita de los problemas íntimos del autor. Su poesía tiene como
protagonista las experiencias personales, se trata de una poesía de
la experiencia. Experiencia fundada en lo cotidiano. Pero, no caen en
el patetismo de la poesía desarraigada, suelen teñir sus versos de
fina ironía e incluso de humor sardónico.
No abandonan el tono coloquial, la expresión sencilla, pero ponen
mucho cuidado en que su estilo no caiga en el prosaísmo de la poesía
social. Este mayor trabajo sobre el lenguaje alcanza estilos de
elegante sencillez.
La poesía de los 70
Se
gesta un nuevo cambio en los contenidos y en las formas de nuestra
poesía. Nueva generación de poetas, los novísimos. Su poesía
surge de la reacción contra la poesía social que aún seguía
protagonizando el panorama poético. Los poetas de esta tendencia se
distancian de lo que para ellos es una banalización de los
contenidos poéticos y del lenguaje por parte de la poesía
comprometida. La exquisitez y la cultura moderna se harán
protagonistas de su escritura. Presencia en los poemas de lugares
paradigmáticos del refinamiento y decadentismo cultural, recreación
de episodios de la vida de artistas admirados, mezcla de referencias
culturales minoritarias con elementos de la cultura moderna y
popular, un tono de elegante melancolía que empapa un lenguaje
delicado y exquisito.
Si
junto a la exquisitez del lenguaje y a la acumulación de citas
culturales contemplamos cierto toque vanguardista, comprenderemos por
qué su poesía ha sido calificada de culturalista y hermética,
incluso de escapista.
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