sábado, 18 de febrero de 2017

POESÍA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX

POESÍA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX

La poesía modernista y del 98

Modernismo y 98: características generales

Provienen de la aventura del Realismo del XX o de engoladas degeneraciones del romanticismo. Pero en los primeros años del siglo un movimiento emergente vienen a socavar la posición de estos discursos dominantes: El Modernismo.
Autores: Rubén Dario, Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Jasé Azorín, Valle-Inclán, Jacinto Benavente y Antonio y Manuel Machado. Todos ellos se enfrentan, a veces de forma virulenta, a lo que creen un discurso agotado (el realismo decimonónico y el resto del Romanticismo).
Ha sido muy discutida la cuestión de la pertenencia de todos estos jóvenes escritores a un mismo movimiento artístico.
Hasta hace apenas unas décadas dominaba una visión dividida de la literatura española de esos años:
  1. Por un lado, tendríamos el Modernismo.
  2. Por otro, la llamada por el propio “Azorín” Generación del 98 (compuesta por Unamuno, Baroja, "Azorín”, Ramiro de Maeztu, Jacinto Benavente y Antonio Machado).
Características que oponían cada grupo de forma tajante:
  1. Los modernistas, afincados en el cosmopolitanismo y en la falta de compromiso con los problemas político-sociales. Gustan de la expresión brillante, retoricista, de intención puramente estética asentada en un lenguaje marcado por el cultismo, el adorno y la evasión esteticista.
  2. Los del 98. Arte comprometido desde actitudes críticas con los problemas del país. Lo filosófico también está presente en su obra, y todo ello desde un lenguaje asentado en la naturalidad.
Sin embargo, numerosas razones parecen favorecer la idea de integrar a todos estos autores en un sólo movimiento, el modernista:
  • Todos estos autores eran llamados “modernistas”. No existía conciencia en la época de que perteneciesen a movimientos distintos.
  • Tenían gustos semejantes en lo que respecta a la literatura extranjera y mostraban una clara actitud de rebeldía hacia sus predecesores.
  • Muchos autores compartieron características atribuidas a una de las dos tendencias.
  • La descripción impresionista del paisaje castellano que nos ofrecen los del 98 a partir del empleo de colores, no está alejada del gusto por lo sensorial de la estética del Modernismo.
Podemos concluir que la llamada Generación del 98 forma parte del cambio y la crisis espiritual modernista, aunque con ciertos rasgos específicos.

La poesía modernista: orígenes y características

En Hispanoamérica adoptan ya el apelativo de modernistas en 1890. Los modernistas hispanoamericanos querían distanciarse de la poesía vigente en España y se volvieron hacia otros horizontes, muy especialmente hacia Francia. Dos movimientos franceses influyen en ellos:
  1. El Parnasianismo: interesado por la belleza sensible, por el arte de la palabra y por el gusto hacia los temas exóticos.
  2. El simbolismo: quiere ir más allá de lo puramente sensible para descubrir sentidos ocultos tras lo aparente.
El Modernismo hispánico realizó una síntesis de Parnasianismo y de Simbolismo. Del primero viene el gusto por los versos pulidos, los temas exóticos y los valores sensoriales. Y de los simbolistas toman el arte de sugerir y la musicalidad.

Los Rasgos más característicos del Modernismo en temas y formas

Los temas

La temática de la poesía modernista presenta dos campos diferentes aunque no opuestos: la exterioridad sensible y la intimidad del poeta.
El mundo sensorial será captado con un ansia de belleza y goces sensoriales: Pero el mundo que los rodea no les basta a estos poetas; a menudo les deja insatisfechos. De ahí el llamado escapismo: la evasión en el tiempo o en el espacio para soñar mundos de deslumbrante belleza.
La veta más parnasiana del Modernismo nos muestra un mundo elegante y exquisito. El otro sector de la temática modernista es la intimidad, muchas veces marcada por la tristeza, la melancolía y la nostalgia. Hay cierto malestar “neorromántico”. Añadamos el gusto por lo otoñal y lo crepuscular y por los paisajes, que son símbolos de la intimidad dolorida.

El estilo

Profunda renovación del lenguaje poético que supuso el Modernismo. Se amplían los recursos expresivos, con efectos a veces brillantes, a veces delicados, tanto de color, como de musicalidad. La riqueza de valores sensoriales es rasgo esencial del estilo modernista. Tenían además un prodigioso manejo del idioma en todos sus niveles:
  1. Los recursos fonéticos son variadísimos.
  2. El léxico se enriquece con términos cultos, exóticos y evocadores. La abundante adjetivación, unas veces ornamental y plástica, otras cargada de valores sentimentales: el epíteto es una contante de la poesía modernista.
  3. Las imágenes se emplean con maestría. Importancia de los símbolos. Se usan sinestesias.

La métrica

La búsqueda de la musicalidad lleva a ampliar considerablemente los ritmos y los formas métricas. Siguen usándose los versos más consagrados. Pero es característico del Modernismo el abundante uso del alejandrino. Y se acude a versos antes poco usados, como el dodecasílabo o el eneasílabo. Fundamental es el gusto por la versificación a base de pies acentuales con su marcado ritmo. Grandes novedades hay también en las estrofas, ya se trate de variaciones de estrofas conocidas o de totales invenciones.

La poesía del 98

Temas

La intimidad dolorida del modernismo está muy presente, pero ahora marcada por inquietudes de naturaleza filosófica y existencial. Se enfrentan a su disconformidad con el mundo. El tema de España son sus contradicciones, sus problemas, sus tradiciones hallan eco en la poesía. También el paisaje y su contemplación lírica se muestra en los versos de esta tendencia.

El estilo

Se matizan y atemperan los rasgos primitivos del Modernismo. El gusto por lo brillante, por lo espectacular y por lo musical se ve sustituido por formas de musicalidad menos marcada y por la sobriedad formal.
El color y lo sensorial sigue siendo una constante. Predominan los cárdenos y los ocres. El símbolo continúa siendo una constante.

Antonio Machado (1875-1939): Temática (el TIEMPO)

Perspectiva existencial

Tema: el tiempo. Sus versos aparecen traspasados por la sensibilidad hacia lo temporal. Nuestro poeta dialoga con su tiempo como ser humano preocupado por el paso de los días, el acabamiento de las cosas, la nostalgia del pasado, la muerte, el destino del hombre y, al fondo, la figura -problemática- de Dios.

Perspectiva social

Un punto de vista menos introvertido, posó su mirada, como hombre de su tiempo, sobre la realidad que le rodeaba, sobre la colectividad de hombres en la que vive -ahora entendemos tiempo como la época en que nos ha tocado vivir-.
La poesía de Machado fue adquiriendo tonos cada vez más sociales y comprometidos. Sin abandonar el tono personal e íntimo, la poesía de Machado adquiere progresivamente un tono ético y social ya esbozado en su obra Campos de Castilla. En ambas perspectivas va a estar presente como escenario simbólico Castilla, su paisaje y sus gentes, como esencial de lo español.

Soledades, galerías y otros poemas (1903-1907): el periodo modernista

Es su libro que más debe a la estética del modernismo. Gusto por los veros dodecasílabos y alejandrinos, en el predominio de epítetos referidos al color, en la musicalidad del verso y en el gusto por el simbolismo. No rinden cuentas los poemas de Soledades a la estética del modernismo más exótico y ornamental. De tono intimista y melancólico, los poemas adoptan la sencillez y austeridad tan queridas por el poeta.
Fundamentalmente la raíz temática del libro es el tiempo, en sus múltiples manifestaciones. Dos tendencias literarias se advierten muy claramente en Soledades: el simbolismo y el impresionismo. Su técnica se concreta:
  • En el uso de símbolos repetidamente utilizados.
  • Y también en uso de la sugerencia, de la fina insinuación de los temas y las preocupaciones que aparecen como apuntadas tras un paisaje, un instante o un objeto.
La técnica impresionista es uno de los rasgos de estilo de la obra machadiana. El poeta describe un paisaje atendiendo a los colores, a los sonidos o a la luz que hacen singular ese instante. Aunque en apariencia su descripción es objetiva, tanto en las Soledades como en su poemario posterior Campos de Castilla su mirada está teñida por el estado de ánimo o su personalidad

Campos de Castilla (1912-1917): poeta de la generación del 98

Temas

No abandona Machado los temas anteriormente citados. Pero un nuevo elemento viene a enriquecer su repertorio: las preocupaciones patrióticas. La idiosincrasia de Castilla y sus gentes sintetiza en Machado la esencia de lo español y sobre ella proyecta su visión crítica: el atraso, el inmovilismo social o el aislamiento cultural de las gentes castellanas y españolas provocan el reproche del poeta sevillano. Sin embargo, no siempre avanza por estos caminos y la crítica deja paso a la contemplación de la austeridad del paisaje desde perspectivas mucho más líricas y de menos tinte social. Es entonces cuando más clara se ve la vinculación entre los sentimientos del poeta y el paisaje castellano.
Ya en las últimas composiciones del libro, la muerte de su joven esposa Leonor marcará una nueva meditación sobre el destino trágico del ser humano.

Estilo

Por lo que respecta a la forma, se agudiza la austeridad métrica y de las imágenes, abandonando, con excepción del gusto por el símbolo, cualquier otra tentación modernista.

Otros libros

Nuevas canciones continúa el gusto por el poema breve y sentencioso, de tono filosófico que ya caracterizaba una de las secciones finales de Campos de Castilla: “Proverbios y cantares”.
Los temas siguen siendo los mismos; cambian el tono (aforístico) y la extensión (más breve). Este compromiso con la ética y la política cada vez más fuerte están muy presentes en sus últimos libros.

Juan Ramón Jiménez

Del grupo del 98.Tiene un carácter renovador en su obra y de la dificultad de gran parte de su producción, que hace de la suya una poesía para minorías. Con Juan Ramón Jiménez la poesía en castellano adquiere un tono de modernidad comparable a los poetas más audaces de la cultura occidental.
  1. Etapa modernista: Su primer libro: Arias tristes domina los tonos melancólicos, tono becqueriano, pero a la vez empapados de sugerencias, al mundo simbolista. A partir de 1908 publicará libros de acento aún más modernista. Su poesía no aparece recargada de elementos fastuosos y cosmopolitas a la manera del modernismo de Rubén Darío. Su etapa modernista comparte el modernismo machadiano, más íntimo y sobrio.
  2. La poesía desnuda: El gran salto de nuestra poesía a la modernidad. Juan Ramón publica su Diario de un poeta recién casado. No se trata únicamente de la renovación temática, sino, especialmente, de la forma poética (ahora ya despojada casi siempre de la rima, la regularidad silábica y los ritmos acentuados) que cristaliza en textos breves, algunos en prosa poética, con imágenes y materiales novedosos, pero sin ahogar la sencillez del conjunto. Esta línea poética es bautizada como poesía desnuda: serán, la imagen (la metáfora), el lenguaje ceñido sin adornos y la penetrante y sentida mirada del poeta, los elementos que JR elige para dar poeticidad a su voz.
  3. Su poesía se irá haciendo cada vez más densa: brevedad y complejidad conceptual serán las claves de los siguientes libros. Se puede hablar de poesía intelectual, pero en ningún caso desprovista de emoción, aunque sí de patetismo.
  4. Etapa final: Últimos años de su trayectoria poética. El poeta acude a un extraño misticismo. El poema se adensa aún más y se vuelve oscuro y enigmático. Un sentimiento de gozo acompaña al poeta en este viaje en el que la naturaleza deja de tener sentido autónomo y pasa a transformarse en parte constituyente del mismo poeta. Los contenidos se harán cada vez más herméticos, como hemos dicho, y de ellos derivará la dificultad de sus poemas, no la simplicidad que adopta la forma.

La vanguardia literaria: ismos y poesía

Las vanguardias tienen su origen en las artes plásticas. Esta revolución artística que pretende acabar con los resabios del arte realista decimonónico de forma radical.
Los movimientos vanguardistas pretenden romper definitivamente, y no de manera tímida como había hecho el modernismo, con la retórica tradición. Los temas y las formas sufrirán un vuelco radical. El objetivo del arte y de la literatura se apartan definitivamente de la pretensión de reflejar la realidad de una forma más o menos estabilizada o idealizada. Los caminos avanzan ahora hacia la creación de nuevas realidades apartadas de las formas y los conceptos que definen al hombre y al mundo. Dos fueron los ismos decisivos: el ultraísmo y el surrealismo.
Ultraísmo: en sus poemas se rompe la ordenación del discurso apostando por imágenes y detalles aparentemente fragmentarios con escasa o nula coherencia y cohesión textual; muestran su fascinación por elementos de la modernidad tecnológica, la metáfora, audaz e insospechada, será la protagonista del verso; y la tipografía tradicional salta por los aires en arriesgados juegos a caballo entre la pintura y lo poético (Los caligramas de Apollinaire). Todo lleva a crear en el poema una nueva realidad.
Surrealismo: preconiza por encima de todo la libertad imaginativa, ampliando el mundo del pensamiento consciente hasta los territorios del subconsciente. El hombre libera en el arte los instintos que reprime la razón y la moral establecida. Así se produce una liberación del lenguaje que abandona el corsé que impone la lógica gracias a imágenes insólitas, oníricas e incluso delirantes. El reflejo del subconsciente suele intentarse en ejercicios de escritura automática. Los poetas españoles no escribirán estrictamente al modo surrealista: los poemas de corte surrealista preservarán casi siempre un hilo lógico que asegure, sin llegar a caer en la escritura automática, un mínimo de inteligibilidad para el lector.
La importancia del surrealismo. A partir de su existencia, la imaginación del poeta tiene a su disposición todas las posibilidades de su yo, por herméticas o incoherentes que éstas sean. El verso libre resulta desde entonces un elemento característico de la poesía del S. XX. No siempre es necesario entender el poema en su literalidad y en su lógica discursiva para disfrutar de los textos poéticos.

Poesía de la generación del 27

Características del grupo

Aunque su individualidad sea muy acusada insistimos ahora en sus afinidades. Los poetas del 27 parecen compartir cierta tendencia al equilibrio. Tienden a una original síntesis entre los polos entre los que había oscilado la poesía anterior.
  1. Entre lo intelectual y lo sentimental. La emoción tenderá a ser refrenada y estructurada por el intelecto, que huyen del patetismo; pero lo humano y las injusticias, las emociones y el sentimiento o el amor están presentes en su obra.
  2. Entre la inspiración y la técnica. Poetas de indudable genio, de inspiración. Su riqueza poética y su originalidad lo atestigua, pero destaca, además, la exigencia de lucidez y rigor técnico. Equilibrio entre una concepción romántica y una concepción clásica de la creación poética.
  3. Entre lo minoritario y la “inmensa compañía”. Un anhelo de selección acerca la poesía a un “arte de minorías”. En sus trayectorias, alternan hermetismo y claridad. Aspecto particular y fundamental de ello es cómo conviven lo culto y lo popular en ellos.
  4. Entre la tradición y la renovación. No se puede hablar de ruptura con lo anterior, sino que consiguen fusionar admirablemente lo que incorporan las vanguardias con lo que aporta nuestra tradición literaria.

Evolución poética

  1. Poesía pura o deshumanizada (hasta 1927). Se hace evidente el magisterio de Juan Ramón y su concepto de “poesía desnuda”, una poesía sin alardes métricos pero que busca alcanzar imágenes audaces que provoquen emoción artística sin recurrir a conmocionar al lector exponiendo una circunstancia personal patética. Fuerzan al máximo los hallazgos formales y huyen de la anécdota personal tratando de evitar la sensiblería. Es notoria la influencia de las vanguardias, especialmente el ultraísmo. Son también los años de pública devoción por Góngora y la renovación del lenguaje poético que supuso en su época el culteranismo, lo que dejará palpable huella en ellos.
  2. La rehumanización (de 1927 a la Guerra Civil) El máximo culto al esteticismo de la etapa anterior deja paso a una poesía más humana, en la que la anécdota personal, los sentimientos y las creencias de los poetas van tomando el protagonismo de los versos. Pero esta rehumanización por los caminos de la ideología, la vida y los sentimientos del poeta se va a conducir a menudo a través de un lenguaje plagado de imágenes sorprendentes, oníricas y aparentemente inconexas. Son los años de la penetración en España del surrealismo. Las técnicas más o menos surrealizantes (estos poetas preservan siempre un grado de coherencia suficiente entre las imágenes del poema) descartan por definición la frialdad de la poesía deshumanizada, ya que el poeta saca a la luz del verso sus deseos, sueños o alucinaciones más íntimas e intransferibles. Encuentran en la técnica surrealista el tono expresivo adecuado a su perplejidad.
    Esta línea de rehumanización, de poesía “impura” da cabida a la ideología del poeta. Algunos poetas impregnan su obra de acontecimientos y temas políticos.
  3. El exilio. Aun es más difícil para esta época señalar características formales comunes a todo los autores. En general, todos los que cultivaron el surrealismo en los años 30 abandonan esta tendencia. La añoranza por la tierra perdida o el dolor y el desgarro ante la tragedia vivida configuran gran parte de la producción de esta última etapa.

Conclusión

Una mención especial merece la obra poética de Miguel Hernández ligado a la generación del 27. Su trayectoria poética es deslumbrante. Influido por las vanguardias y el culto a Góngora, concede en sus inicios todo el protagonismo a la metáfora, para alcanzar ya en su adelantada madurez un equilibrio entre el culto a lo formal y el tono apasionado de sus versos.

Poesía española posterior a la Guerra Civil

Los años 40 y 50

Las dos mejores obras poéticas publicadas en España en esta época son: Hijos de la ira de D. Alonso y Sombra del paraíso de V. Aleixandre.
Presencia de dos tendencias en esta época: una más apegada a las formas clásicas y conformista con el mundo y la realidad socio-política que le rodea (poesía arraigada) y otra en que la nota predominante es la angustia ante la cruel realidad de un mundo asolado por el horror de la violencia y la destrucción (poesía desarraigada). En la primera podemos encuadrar los nombres de José García Nieto, Leopoldo Panero (padre) y Luis Rosales. La poesía desarraigada acogerá las voces mas desgarradas de esos años: Victoriano Crémer, Eugenio de Nora... Hijos de la ira de D. Alonso sería quizá el fruto más conseguido de esta línea poética. En esta tendencia, afilan sus primeras armas poéticas las mejores voces poéticas de la próxima década: José Hierro, Carlos Bousoño y Blas de Otero. La trayectoria de este último poeta nos ayudará a entender mejor la poesía de los años cuarenta y cincuenta.
Blas de Otero inicia su andadura poética en la vertiente de la poesía religiosa, predominaba la poesía de corte existencial. Se trata de una poesía de temática existencial y metafísica: el poeta se interroga angustiado por el sentido de un mundo que no entiende y en el que Dios sólo es silencio; si el amor aparece, será como meta perseguida para aplacar el dolor.
La década de los cincuenta supone una apertura hacia lo social. Son años de poesía social. En unos años en los que la censura era menos devastadora en la poesía que en otros géneros, proclaman su solidaridad con los que sufren, su compromiso con la libertad, su amor por una patria arrasada por la incivilidad de la opresión política. El estilo es un tanto más accesible, pero Otero supo casi siempre preservar sus poemas del prosaísmo ramplón en el que decayó la mayor parte de la poesía social, orillada y más tarde denostada por muchos poemas posteriores.

La poesía española de los 60

Representa la superación de la poesía política y de denuncia, de la poesía social. A pesar de su posición política personal de crítica al Régimen, dudan de la poesía social, de su eficacia y de su calidad artística.
Abandonan las intenciones socio-políticas pero no dejan a un lado el realismo. Los temas caen del lado del yo poético, es decir, en la órbita de los problemas íntimos del autor. Su poesía tiene como protagonista las experiencias personales, se trata de una poesía de la experiencia. Experiencia fundada en lo cotidiano. Pero, no caen en el patetismo de la poesía desarraigada, suelen teñir sus versos de fina ironía e incluso de humor sardónico.
No abandonan el tono coloquial, la expresión sencilla, pero ponen mucho cuidado en que su estilo no caiga en el prosaísmo de la poesía social. Este mayor trabajo sobre el lenguaje alcanza estilos de elegante sencillez.

La poesía de los 70

Se gesta un nuevo cambio en los contenidos y en las formas de nuestra poesía. Nueva generación de poetas, los novísimos. Su poesía surge de la reacción contra la poesía social que aún seguía protagonizando el panorama poético. Los poetas de esta tendencia se distancian de lo que para ellos es una banalización de los contenidos poéticos y del lenguaje por parte de la poesía comprometida. La exquisitez y la cultura moderna se harán protagonistas de su escritura. Presencia en los poemas de lugares paradigmáticos del refinamiento y decadentismo cultural, recreación de episodios de la vida de artistas admirados, mezcla de referencias culturales minoritarias con elementos de la cultura moderna y popular, un tono de elegante melancolía que empapa un lenguaje delicado y exquisito.
Si junto a la exquisitez del lenguaje y a la acumulación de citas culturales contemplamos cierto toque vanguardista, comprenderemos por qué su poesía ha sido calificada de culturalista y hermética, incluso de escapista.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bienvenido, por favor se respetuoso y cordial.