sábado, 10 de diciembre de 2016

El reinado de Fernando VII (1814-1833)


La restauración del Absolutismo (1814-1820)

El retorno de Fernando VII y la anulación de la obra de las Cortes de Cádiz.

Tras es Tratado de Valançay (1813) Fernando VII regresó a España. Fernando VII recibió en abril el documento conocido como Manifiesto de los Persas, un escrito redactado por sesenta y nueve diputados <<serviles>> (absolutistas), en el que se animaba al monarca a ignorar las propuestas liberales y a restaurar la monarquía absoluta.
Fernando VII anuló la Constitución de Cádiz de 1812 y restauró el absolutismo y todas las viejas instituciones e, incluso, la Inquisición. De las leyes de las Cortes de Cádiz solo confirmó la abolición de los derechos jurisdiccionales en los señoríos porque representaban un límite a su poder absoluto.

La represión contra los liberales y los pronunciamientos

Fernando VII acometió contra los liberales, los obligó a pasar a la clandestinidad y a formar sociedades secretas.
Muchos fueron arrestados, otros decidieron exiliarse, los gobiernos ingleses concedieron fácilmente derecho de asilo a los españoles perseguidos por Fernando VII.
Entre 1815 y 1820, se produjo en España toda una serie de conspiraciones protagonizadas por los liberales, que respondían al modelo inequívocamente español del pronunciamiento militar.
El primer pronunciamiento liberal aconteció en 1815 y lo protagonizó Porlier que proclamó la Constitución de 1812 pero por la falta de apoyo fue detenido y fusilado.
El pronunciamiento más importante fue el del comandante Riego en 1820, que consiguió imponer un giro político al reinado, iniciándose el Trienio Liberal.

Insurrecciones en América y crisis del comercio colonial

En las colonias americanas surgieron levantamientos independentistas. Esto supuso un fuerte revés político y económico ya que se interrumpió el comercio con América y se perdieron los ingresos fiscales procedentes de aquellas tierras.
Trienio Liberal (1820-1823)

El pronunciamiento liberal de Riego

En 1820 se pronunció el comandante Riego en Cabezas de San Juan que proclamó la Constitución de 1812.
La sedición se extendió por otras ciudades y finalmente Fernando VII se vio obligado a capitular y en marzo juró la Constitución de 1812.

El Segundo intento de revolución liberal burguesa

La intención de las Cortes de Cádiz de acabar con el Antiguo Régimen parecía ahora más posible con el juramento constitucional del rey.
Pero el monarca utilizó todos los resortes que la Constitución de 1812 le proporcionaba para obstaculizar las reformas legislativas de las nuevas Cortes liberales.
Además, entre las filas liberales se estaba generando una primera división entre <<moderados>> y <<exaltados>>.
Las nuevas Cortes liberales intentaron acelerar la obra iniciada por las de Cádiz, para desmantelar definitivamente el Antiguo Régimen:
  1. Se suprimieron los mayorazgos, que se convirtieron en propiedades liberales de sus titulares.
  2. Se prohibió a la iglesia la adquisición de bienes inmuebles.
  3. Se establecieron las bases para una desamortización de tierras eclesiásticas.
  4. Se abolió el régimen señorial y se declararon los señoríos territoriales o solariegos propiedad particular de sus antiguos señores, previas justificación documental de sus derechos sobre esas tierras.

La reacción absolutista desde 1822

Los absolutistas habían manifestado su oposición al gobierno liberal desde el comienzo del Trienio , pero a partir del verano de 1822 esta oposición fue fraguando en un poderoso grupo conocido como los realistas. Acontecimientos encaminados a restablecer el viejo absolutismo:
  1. La sublevación de la Guardia Real sofocada finalmente por la Milicia Nacional.
  2. La organización de fuerzas guerrilleras.
  3. La creación de la Regencia de Urgel que pretendió actuar como gobierno legítimo mientras durara la “cautividad” del rey por parte de los liberales.
Entre tanto, las potencias europeas absolutistas que habían vencido a Napoleón formaron la llamada Santa Alianza. Las potencias de la Santa Alianza, reunidas en Italia en el Congreso de Verona (1822) acordaron encargar a Francia que interviniera en España con un ejército conocido como Los Cien Mil Hijos de San Luis.
La década Absolutista (1823-1833)
Fernando VII restauró por segunda vez el absolutismo: declaró nulos todos los actos del gobierno durante el Trienio Liberal y persiguió a los liberales, que huyeron en masa del país a Francia e Inglaterra. Sin embargo, se emprendió una cierta modernización administrativa. Pero en esta última etapa de su reinado, Fernando VII se encontró con una doble oposición:
  1. La de los liberales siempre opuestos al absolutismo.
  2. La de los apostólicos, , nombre aplicado al grupo más exaltado de los realistas.
Por otra parte, culminó la independencia de las colonias americanas con lo que se originó una difícil situación para la hacienda real.

El problema sucesorio y el origen del carlismo

Felipe V introdujo en España la ley sálica que impedía reinar a la mujeres. Fernando VII se planteó de nuevo el problema sucesorio, ya que carecía aún de descendencia. Por ello, decidió derogar la ley de sucesión de Felipe V para que su hija, Isabel II, no quedara excluida del trono.
Carlos María Isidro, rechazó por inválido el procedimiento seguido para derogar la ley de sucesión de Felipe V y reclamó la vigencia de esta, como varón y hermano del rey. Los absolutistas más radicales encontraron en Carlos María Isidro a un líder dotado de legitimidad dinástica y apoyaron sus pretensiones al trono. Nació así el problema del carlismo.
La emancipación de la América española

El protagonismo de los criollos

La emancipación de las colonias americanas la protagonizaron fundamentalmente los criollos, término aplicado a los nacidos en América pero descendientes de españoles. Los criollos, enriquecidos con el comercio y las propiedades de tierras, y animados por la experiencia norteamericana y los principios liberales, aspiraban también a controlar el poder político en su provecho. En consecuencia, la lucha por la emancipación de las colonias se tradujo en un enfrentamiento en la cúspide entre criollos y españoles peninsulares.

El proceso de independencia (1810-1824)

La guerra de la independencia española fue la circunstancia favorable que permitió el arranque del proceso de emancipación de las colonias americanas. En principio América creó juntas como en la Península. Sin embargo, en el seno de estas juntas se gestó el movimiento insurreccional, manifiesto desde 1810 se inició el proceso emancipador que se puede dividir en dos fases.
  1. Primera fase (1810-1814): Surgieron movimientos revolucionarios que crearon nuevos gobiernos.
  • Se convoca un cabildo abierto que sustituía a las viejas autoridades por una Junta.
  • La Junta organizaba un ejército y establecía relaciones con Inglaterra y Estados Unidos para obtener su apoyo.
  • Se convocaba un Congreso con el fin de elaborar una Constitución de inspiración liberal, que proclamara la independencia.
  1. Segunda fase (1815-1824): Entre 1816 y 1824 se consumó el proceso de independencia, en el que destacaron los libertadores José San Martín y Simón Bolívar. En esta segunda fase fueron fundamentales dos factores: el apoyo de Inglaterra y Estados Unidos; y el pronunciamiento de Riego en 1820, que impidió que embarcaran en España las tropas destinadas a sofocar la rebelión en América.

Repercusiones para España

Al finalizar el reinado de Fernando VII, el inmenso imperio colonial de antaño había quedado reducido a Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

  • Inglaterra y Estados Unidos suplantaron a España en el control del mercado americano.
  • El comercio con América se redujo en gran medida y afectó especialmente a algunas zonas como Cataluña.
  • Desaparecieron también los caudales de Indias, una fuente esencial de ingresos para la Hacienda Real, que quedó al borde de la quiebra.

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