Bloque
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TEMA 1
Los Borbones:
Felipe V
(1700-1746):
Con el comenzaron las grandes reformas políticas y culturales del
siglo en España.
Fernando
VI (1746-1759):
Hijo de Felipe V y de su primera esposa.
Carlos III
(1759-1788):
Hijo de Felipe V y su segunda esposa.
Guerra
de sucesión y el sistema de Utrecht:
Guerra
de sucesión (1701-1714): una contienda civil y europea
En
1700 murió sin descendencia Carlos II. Los dos candidatos con más
derechos al trono eran el archiduque
Carlos de Austria y
Felipe de Anjou.
Carlos II había nombrado heredero a Felipe, que era nieto de Luis
XIV de Francia.
En un principio, Felipe V fue aceptado sin oposición, pero el
emperador de Austria no reconoció el testamento de Carlos II. Y las
potencias europeas se alarmaron ante la posibilidad de que se formara
un poderoso bloque francoespañol.
En consecuencia Inglaterra y Holanda decidieron apoyar a Austria, lo
que desencadenó la Guerra de Sucesión española.
Como
guerra
europea
se enfrentaron el bando francoespañol y la Gran Alianza
antiborbónica (Austria, Inglaterra, Holanda, Portugal y Saboya).
Como
guerra
civil española
la Corona de Aragón apoyó a Carlos de Austria, mientras que la
Corona de Castilla apoyó a Felipe V.
La Paz de Utrecht (1713)
Es una serie de tratados bilaterales entre los contendientes de la
Guerra de Sucesión. El primero y fundamental fue el tratado de paz y
amistad francobritánica.
Inglaterra fue la gran
vencedora:
Asiento de negros:
monopolio para introducir esclavos negros en la América española
durante treinta años.
Navío
de permiso:
autorización para enviar a América un navío al año con 500
toneladas de mercancías para su venta.
Obtención
de Gibraltar y
Menorca.
El nuevo equilibrio europeo
La Paz de Utrecht no se limitó a poner fin a la Guerra de Sucesión
española, también acabó con la hegemonía ejercida por Francia en
la segunda mitad del siglo XVII. Estableció un equilibrio entre las
tres grandes potencias rivales: Francia, Austria e Inglaterra.
La política exterior
española: los Pactos de Familia con Francia
Se
denomina Pactos de
Familia
al parentesco existente entre los monarcas de ambos países (Francia
y España). Eran tratados de ayuda y defensa mutua, se concertaron
dos durante el reinado de Felipe V.
La Ilustración en España:
La razón como principio,
el progreso como fin
La Ilustración fue el
fenómeno cultural e intelectual de mayor transcendencia en la Europa
del siglo XVIII, también conocido como Siglo
de las Luces.
La Ilustración se basó en el culto a la razón.
La crítica del antiguo
régimen
El sistema político del antiguo régimen era la
monarquía absoluta. En este sistema no existía la división de
poderes, los regía el monarca sin límites ni restricciones.
La sociedad era estamental: en el Antiguo Régimen
existía una rígida división en estamentos (nobleza, clero y
estado llano); los derechos y obligaciones eran distintos para cada
uno de ellos, con reconocimiento legal de privilegios a la nobleza y
el clero; y la movilidad vertical (posibilidad de ascender o
descender en la escala social) era muy escasa o nula.
Régimen de propiedad de la tierra: Había una elevada
proporción de la tierra vinculada a mayorazgos nobiliarios, por
tanto, no podía venderse, donarse, ni ser embargada por deudas.
Sistema gremial: La estricta regulación de la
actividad artesanal y comercial en las ciudades, controladas por los
gremios, trataba de evitar la competencia entre sus miembros y
frenaba la aplicación de innovaciones técnicas.
El despotismo ilustrado de
Carlos III (1759-1788)
Uno de los mejores representantes del despotismo
ilustrado en Europa fue Carlos III. Se le considera el mejor alcalde
de Madrid. Empezó por la reforma de Madrid, potenció una política
económica, emprendió reformas en la educación, la
administración de justicia y el ejército.
Las Vías de difusión del Pensamiento Ilustrado:
Fundación de las
Academias.
Una nueva educación para
impulsar el progreso.
Las Sociedades Económicas
de Amigos del País.
La prensa periódica
TEMA 2
El
nuevo Estado Borbónico:
La reorganización político-administrativa del nuevo
Estado fue obra de los tres primeros Borbones (Felipe V, Fernando
VI y Carlos III).
Los Decretos de Nuevo
Planta
Unificación jurídica e institucional.
Felipe V, en represalia por el apoyo prestado al
archiduque Carlos de Austria en la Guerra de Sucesión, suprimió
los fueros e instituciones particulares de los territorios de la
Corona de Aragón mediante los Decretos de Nueva Planta.
La figura de virrey fue sustituida por la de un capitán
general
Se suprimieron las Cortes particulares de Aragón,
Valencia y Cataluña.
Se suprimieron los organismos forales, como las
Diputaciones.
Desapareció el Consejo de Aragón.
Se consiguió una monarquía unitaria a la que había
aspirado el conde duque de Olivares, aunque se mantuvieron los
fueros e instituciones vascos y navarros, por la fidelidad de estos
territorios al bando borbónico durante la Guerra de Sucesión.
Las intendencias
Eran divisiones administrativas que los Borbones crearon
a semejanza del modelo francés.
Las reformas de la Hacienda Real
La Hacienda Real bajo la dinastía de los Austrias había
adolecido de tres grandes inconvenientes:
Los gastos excesivos de la política exterior, por las
continuas guerras que acarreaba el mantenimiento del Imperio.
La excesiva carga fiscal que soportaba la Corona de
Castilla.
La mala organización de la Hacienda, ya que no era el
Estado el que recaudaba directamente los impuestos, sino que
arrendaba su cobro a numerosos particulares.
La nueva dinastía borbónica consiguió un relativo
saneamiento:
La pérdida de las posesiones europeas tras la Paz de
Utrecht supuso la eliminación del gasto continuo que había
arruinado a los Austrias.
Aplicaron reformas fiscales que permitieron obtener
mayores ingresos.
Las relaciones Iglesia-Estado
El regalismo:
era una doctrina jurídica surgida a finales del siglo XV en relación
con la emergencia de las monarquías absolutas. Propugnaba la
superioridad del rey sobre la Iglesia en cualquier ámbito que no
fuera la pura doctrina religiosa.
Uno de los objetivos esenciales de los monarcas
regalistas era someter a su autoridad a la Iglesia de sus naciones,
para lo cual necesitaban obtener el denominado patronato regio, o
derecho de la Corona a nombrar a los cargos eclesiásticos, en
especial a las altas dignidades como los obispos.
El motín de Esquilache y
la expulsión de los jesuitas.
El motín de Esquilache y los motines de la
primavera de 1766
Las prohibiciones del marqués de Esquilache originaron
en 1766 el conocido motín de Esquilache, todos ellos tenían en
común el descontento social ante la carencia de los alimentos.
Finalmente Carlos III expulsó al marqués de Esquilache y limitó el
pecio del pan.
La
expulsión de los jesuitas (1767):
decretada
por Carlos III, fue una verdadera demostración de fuerza y la más
contundente expresión del regalismo de la Corona.
Economía y Política económica:
La población
En 1680 se inició una fase de expansión demográfica.
Debido a:
Aumento de la natalidad
Descendió la mortalidad:
La inexistencia de epidemias de peste
La escasa incidencia de las guerras
La solución del problema del hambre en la España
mediterránea.
La agricultura
La mayor parte de las tierras cultivables no podían
venderse o entregarse a quienes pudieran tener interés en mejorarlas
o explotarlas adecuadamente, ya que eran tierras amortizadas (o en
manos muertas).
Existían tres tipos de tierras amortizadas en el
Antiguo Régimen:
Las eclesiásticas. La Iglesia era uno de los grandes
terratenientes, ya que durante siglos había ido acumulando enormes
riquezas y donaciones de reyes y particulares.
Los municipales. Era frecuente que los municipios
tuvieran la propiedad de ciertas tierras, que podían ser de
aprovechamiento común y gratuito de todos los vecinos (bienes
comunales).
Las vinculadas a mayorazgos, era una institución que
permitía a un particular, generalmente de la nobleza, reservar para
un único descendiente todo el patrimonio familiar o una parte del
mismo. Este podría ser disfrutado por el heredero, pero no vendido
ni donado ni embargado sin permiso de rey, ya que debía
transmitirse de generación en generación.
La iglesia y la nobleza explotaban directamente solo una
pequeña parte de sus tierras, y el resto las arrendaban a
campesinos, en pequeñas parcelas, a cambio del pago de una renta y
por un plazo limitado. Las excesivas rentas que el campesino
arrendatario debía pagar rara vez le dejaban margen para invertir en
mejoras de la tierra.
La política agraria de Carlos III
Como la población aumentaba y, con ella, la demanda de
productos agrarios, era imperioso producir más. El problema se hizo
acuciante con el crecimiento demográfico que ejerció gran presión
sobre la economía. Pero la Corona se limitó a adoptar algunas
medidas parciales, para no atentar contra los intereses de los
estamentos privilegiados:
El arrendamiento de tierras municipales a los
campesinos que tuvieras los medios necesarios para trabajarlas. Esta
medida fue insuficiente por estar limitada a ciertas zonas de
Castilla.
La colonización de nuevas tierras, planificadas y
financiadas por la Corona. El mejor ejemplo de esta práctica fue la
colonización de Sierra Morena.
La artesanía y la
industria
La industria se vio incentivada:
El crecimiento de la población implicaba un aumento de
la demanda de productos industriales y de más mano de obra para la
industria.
La subida de los precios agrícolas, aumento de las
rentas señoriales de nobles y eclesiásticos, quienes al ver crecer
sus ingresos demandaron más productos industriales.
La nueva política comercial en América favoreció el
consumo de mercancías españolas.
Surgieron nuevos sistemas que escapaban al control de
los gremios:
El trabajo a domicilio consistía en que un
empresario-comerciante proporcionaba a los medios de producción y
las materias primas a trabajadores rurales, quienes compaginaban su
trabajo en el campo con estas actividades industriales en sus casas.
Obtenían así unos ingresos complementarios al entregar el producto
elaborado al empresario-comerciante.
La industria doméstica, pequeños talleres de
manufacturas de carácter familiar.
La industria fabril, concentración de mano de obra
asalariada en una fábrica que era propiedad de un empresario
capitalista.
Política industrial de la monarquía
Potenciaron la producción industrial en España con
tres medidas:
El proteccionismo de la industria española. Favorecía
la industria textil catalana.
Creación de manufacturas reales de artículos de lujo.
Se pretendía enseñar nuevas técnicas de producción, para dejar
de importar del extranjero y que el dinero no saliera de España.
Fomento de la construcción naval en astilleros reales,
para facilitar el comercio por mar la flota de guerra.
El Comercio
El
comercio interior
en el siglo XVIII era todavía escaso por el elevado nivel de
autoconsumo de los campesinos. Era difícil porque:
Los obstáculos naturales del territorio peninsular,
que dificultaba las comunicaciones entre el interior del país y la
periferia costera debido a la altitud de la meseta.
La deficiente infraestructura de vías de comunicación.
La escasez de medios de transporte terrestre.
En consecuencia, no existía un mercado nacional
unificado y eran muy escasos o los nulos los intercambios y
comunicaciones entre el centro y la periferia de España.
El
comercio exterior
seguía siendo deficitario respecto a otros países. Debido a la
escasa presencia en España de una burguesía emprendedora y por el
comportamiento económico de la nobleza, que no destinaba sus
elevados ingresos a la creación de empresas productivas, sino al
atesoramiento o al gasto suntuario, satisfecho en su mayor parte por
las industrias extranjeras.
La política comercial respecto a América
El comercio con América fue una de las actividades
económicas que atrajo más el interés de la monarquía. Mediante
una explotación económica de tipo colonial, como proveedora de
materias primas y como mercado de consumo de productos peninsulares.
El despegue económico de Cataluña
Dentro del conjunto de la economía española del siglo
XVIII, es un caso particular, pues experimentó en esta centuria un
despegue económico que la convirtió en la zona más dinámica y
avanzada de España.
Los propietarios
feudales catalanes habían cedido el disfrute de la tierra a los
campesinos con contratos perpetuos o a muy largo plazo a cambio de
una renta fija (censos enfitéuticos). Con el paso del tiempo y la
inflación, dicha renta había quedado reducida a una cantidad
simbólica, lo que convertía al campesino catalán en propietario de
hecho de la tierra que trabajaba. Pero el efecto beneficioso de la
enfiteusis no acaba solo en el campo, sino que repercutía también
en la producción industrial y en el comercio.
Esta demanda campesina estimuló la producción
industrial catalana , que fue reinvirtiendo parte de sus beneficios
en la creación de nuevas industrias, iniciándose así un
crecimiento continuo. Por otra parte, la industria catalana,
fundamentalmente la textil, se vio favorecida también por la
política proteccionista de la Corona, que prohibió la importación
de ciertos productos extranjeros.
La liberación del comercio con América resultó
beneficiosa ya que, desde el puerto de Barcelona se exportaban a
América productos locales.